ALFOMBRA MANUAL O MECÁNICA
ALFOMBRAS MANUALES O MECÁNICAS. APRENDA A DIFERENCIARLAS
La elección de una alfombra para su hogar no es una decisión que se pueda tomar con prisa. Las alfombras dan un toque especial a cada rincón de su casa, tienen que conjuntar con su estilo de decoración, con la función del espacio que van a ocupar. Tienen que tener el tamaño adecuado, cómo ya explicamos en otras entradas anteriores de nuestro blog. Todo ello tiene que reflejar su visión global de la estancia o rincón donde se van a colocar para combinar sobre todo, con sus gustos.
Una de las decisiones que se pueden tomar es si queremos una alfombra manual o si queremos una alfombra mecánica. Esta decisión, que a lo mejor no es lo primero que se plantea cuando empezamos a buscar, puede surgir cuando nos enseñan la primera alfombra manual en la tienda y nos damos cuenta de su belleza, del valor de las cosas auténticas y del encanto de las tradiciones milenarias de oriente.
Lo primero que tenemos que saber para elegir bien es a distinguir una alfombra mecánica de una hecha a mano. Lo cual es bastante sencillo fijándose en cuatro o cinco cosas:
El revés es el detalle más fiable para reconocer una alfombra manual. En las alfombras manuales la trama y la urdimbre sobre la que van los nudos suele ser de algodón o de seda. Una vez tejida, la alfombra cuando se dobla fácilmente. En las mecánicas el telar teje a mucha velocidad y para ello necesita una trama más rígida para lo cual se impregna de látex el hilo. Esto hace que la alfombra sea más rígida y no doble con facilidad, especialmente en sentido horizontal.
Por otro lado, en las alfombras mecánicas los nudos por el revés se ven todos iguales y perfectamente alineados. En las manuales en el revés se pueden ver imperfecciones, variación pequeña en la cantidad de nudos a lo largo de la alfombra, líneas torcidas. Todo ello derivado del proceso artesano de su fabricación.
Las orillas y el fleco de las alfombras hechas a mano son una prolongación de la trama y de la urdimbre respectivamente. Una vez acabado el trabajo de anudado, son cortados largos, para luego rematar la alfombra tejiendo las orillas y anudando los flecos. Todo ello a mano por supuesto.
En las alfombras mecánicas las orillas van siempre rematadas en un proceso aparte con una máquina remalladora que hace una orilla perfecta y uniforme, generalmente muy resistente al uso. Y Los flecos, casi siempre, también son añadidos al acabar la alfombra, aunque en las alfombras buenas si pueden ser prolongación de la urdimbre posteriormente anudados con una máquina especial.
El diseño de la alfombra también nos da una pista de si es realmente manual o no. Normalmente los artesanos no siguen un diseño concreto. Las alfombras a veces tardan meses o años en tejerse, y a lo largo de su proceso es frecuente que se varíe el diseño o que haya imperfecciones debidas a que se equivocan cuando retoman el trabajo de hebra o de color. Todo ello forma parte del encanto de poseer algo único e irrepetible. Lo mismo ocurre con el tamaño. El artesano termina la alfombra cuando se acaba el dibujo que está haciendo sin importarle para nada si el tamaño final.
En las alfombra mecánicas el diseño y el tamaño lo fija un ordenador conectado a un telar que reproduce las alfombras exactas unas a otras y sin imperfecciones de ningún tipo. Lo que sí que es frecuente es la utilización de bobinas de hilo con colores que no son uniformes, de forma que al tejer aparecen cambios ligeros de color de unas a otras, que dependen del hilo, y dan a las alfombras una bonito aspecto irregular que las asemejan a las manuales.
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Javier Castaño